Inicio › Foros › Taller literario › Narrativa › Tarea tardía. Louis, el perdedor
- Este debate tiene 1 respuesta, 2 mensajes y ha sido actualizado por última vez el hace 8 meses, 4 semanas por
Marcella Román López.
-
AutorPublicaciones
-
-
septiembre 23, 2024 a las 5:43 pm #1857
Viviana Magaña
ParticipanteUn día Louis despertó con una preocupación, recordaba aquellos tiempos en que pensaba que no basta con traer los hijos al mundo porque son la base del matrimonio o porque te equivocaste en las cuentas. Ahora tenía sobre su espalda una esposa y tres hijos que alimentar. Tenía el pelo largo hasta el hombro, eso no se usa ya, pero eso a él no le importa; lo que quiere es cantar. Su nombre artístico era Louis. Había aprendido que en esta vida solo importas tú y que debía seguir sus sueños.
A su esposa le dijo: “Lo siento si alguna vez te he herido y no supe darme cuenta a tiempo, mientras soportabas en silencio, tal vez, algún desprecio, mis aires de importante… es que me siento frustrado, quiero dejar mi trabajo, esto de taxista no se me da bien, lo que quiero es cumplir mis sueños, lo que quiero es cantar”.
Así fue. Se fue a probar suerte. Su mujer quedó a cargo de los tres hijos, mientras Louis buscaba una oportunidad. Un día, sonó el teléfono; después de dos años, era Louis, que le decía a su esposa: “Solo te llamo para ver tú qué tal. Ya van muchos días que no sé nada de ti. No ha sido fácil, no, no, no… Te amo, aunque no es tan fácil de decir, te amo y te pienso, y te pienso… A cada instante te pienso y te extraño, y te extraño. Si tú supieras cuánto te extraño”.
Ella no decía una palabra. Él continuaba: “Yo, por mi parte, estoy convencido: mil veces mejor cuando estaba contigo. Mejor no hubiera probado suerte. Mi voz romántica no está funcionando. Estoy sin un cinco, no valgo nada, tengo hambre. Parece absurdo, hasta me cuesta respirar”.
Su esposa le contestó: “Ni te preocupes, Louis. Sigue tu vida. Yo he acabado de comprender que lo nuestro llegó a su final, que sin mí tú puedes continuar. Y ni me digas nada, porque no merezco lo que recibí. Sé que yo nunca te comprendí, pero ¿cuánto esperabas de mí? Teníamos tres hijos que alimentar, tengo que trabajar el doble, que las noches no tienen final. Te tienes que olvidar de todo lo que dejaste tirado aquí en este rincón. Vas a tener que aceptar y decir: “Te veo venir, soledad'”.
Louis, resignado, contestó: “No te detendré, haz lo que tú quieras. Sin embargo, recuerda que yo estaré aquí, en el mismo lugar. Y si solo tienes ganas de hablar, con gusto escucharé”.
“No te llamaré, Louis. Hay otra persona”.
“Si él supo darte más que yo, supo llenarte más que yo, claro que sé perder, claro que sé perder. Y no tienes por qué disimular; esas lágrimas están de más. y quiero que sepas que “Si me dieran a elegir una vez más, te elegiría sin pensarlo, porque no hay nada que pensar”.
“Adiós… adiós…”. -
octubre 11, 2024 a las 8:47 am #1868
Marcella Román López
ParticipanteVivi, como siempre, tan creativa y fluida. Muy bueno tu relato. Saludame a Franco de Vita.
-
-
AutorPublicaciones
- Debes estar registrado para responder a este debate.