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Danier Delgado Mata.
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diciembre 17, 2024 a las 10:14 pm #1908
Danier Delgado Mata
ParticipanteHasta esta hora había sido un día normal, las nubes corrían lentamente con esa parsimonia como queriendo sacar de quicio a quien les mirase
Hoy el gallo muy temprano canto hiriendo la fría madrugada.
Por tanto haciendo recuento todo era normal, el sol hacía hervir el asfalto y dos jóvenes sentados en la esquina semejaban dos victimas a punto de esfumarse convertidos en vapor.
-mae Pata en verdad le juro que estoy a punto de derretirme, esta vara está que arde
El llamado Pata solo le miro y parecía que suplicaba que su acompañante se esfumara, literalmente, de nuevo giró a lo suyo
– mae no me oíste, hoy la misma vara de todo el tiempo. Aquí esperando que nos caiga algo del cielo, bueno aunque usted pareciera le pela, como que le cuadra esta vida miserable que nos tocó
Pata solo levantó sus hombros, las palabras revoloteaban a su alrededor, como la polilla de verano que en poco tiempo se esfuma dejando pequeñas alas de recuerdo. Con la mirada perdida seguía engullendo sol
Su acompañante a quien llamaban Turo, seguía en su monologo que ya se había hecho inaudible.
Pero con sus manos empuja a su oyente para cerciorarse que estaba allí
– mae Patica mi compa como le estoy diciendo hace rato, aquí solo hay de una, aguantar la calor y el primer paciente que se nos cruce, vemos a ver que nos depara , me oyó métase en la vara porque estamos gueisos, al menos dígame algo o hágame una señal de vida porque lo veo como en otro planeta y la vara así no me cuadra, oiga véame y de señales
De igual manera Pata seguía en su viaje, por su mente no pasaba el aterrizar en el lugar y ser socio de Turo, solo escuchaba un rumor, su mente viajaba en el recuerdo de cuando niño los días soleados eran un disfrute, recordaba la nube de polvo que les pintaba la cara y daba tonalidad a las pestañas y pies de la barriada que alegremente se amontonaba en el potrero, ese que habían barrido a punta de balón y pies descalzos, el ultimo asomo de pasto estaba orillado tratando de pasar desapercibido para no ser desaparecido. Su viaje era emocional por lo que la voz a su lado no lograba arrancarlo del lugar que eligió para esconderse de ese calor abrasante. Solo con un liviano gesto miró a su acompañante para afirmarle
– Si, está caliente pero ya todos lo sabemos y sentimos
Esta frase solo fue combustible para Turo quien como inyectado se ha levantado vociferando improperios para el clima y su destino, mirando al sol le gritaba: acaso no ves que somos dos pobres que debemos sentarnos cada vez que podamos a intentar hacer alguito de plata y vos solo te pones a brillar y brillar, mirá que si encuentro un balde te juro que lo cargo de agua y te apago, a ver a quien vas a chingar con este calor, ahí si que no te veríamos y podríamos venir cada mañana sin que nos jodas.
– oiga Turo mae está demente mae se jodió a quien le hablas, cuidado y se lo cargan por loco gueon
– Patica le voy a contar algo, aquel maecillo que tenía pinta de chiquito bonito, estudio en Rusia y me conto que allá hacen esos estudios que no sirven para nada, mejor le dieran la plata a la gente pobre, eso tendría más sentido, bueno bueno la vara es que dice ese bichillo que en los días que este mae el sol se pone a brillar con ganas, así como descocido la gente se vuelve como loca, aumentan los accidentes y los pleitos en las calles, hasta la gente se mata más, al chile. Me contó que esa vara lo publicaron y hasta tiene un nombre, ud sabe Patica y nojotros aquí que siempre estamos bajo ese bicho que como dijo aquella guilota ese sol no se guarda nada, todo lo reparte. Así continuo mencionando detalles.
– igual hacia rato su acompañante le ignoraba, solo era un mar de palabras que corrían calle abajo metiéndose en cada rincón que topaban
– mae Turo déjese de varas que me está cansando, usted parece loco con esas habladas
– Patica mier no son habladas, yo estaré medio loco pero estúpido no soy, le digo al chile como son las cosas y deje de verme así que pareciera se le va a salir el pisuicas mejor veamos a ver a quien apretamos y jalamos porque este sol me tiene feo.
la mañana seguía su camino y la calle se había llenado de gentes que ensimismados corrían no se sabe donde.
Hasta que un grito partió en pedazos la monotonía, una mujer con cara de espanto señalaba con su dedo a la esquina donde los amigos charlaban, bueno uno hablaba y el otro solo estaba allí sentado.
Este era Patica que continuaba en su lugar, se decía a si mismo:
en verdad que hace calor, desearía estar en la finca de los abuelos allí todo era silencio solo el río cantaba y en los días de sol me sumergía hasta la tarde y me aparecía en la casa llevado por el hambre, aún recuerdo ese sonido, el sabor a leña del arroz y el picadillo, los perros esperando su porción y yo solo quería tragar rápido y jalar de nuevo, pero ahora estoy aquí sentado con este mae martillándome en la cabeza, diciendo cosas sin sentido, que el sol que los Rusos que si apretamos a alguien o si nos quedamos sin comer, necesito silencio
En ese momento su cara golpeo el concreto, lo sintió caliente, hirviendo y no podía moverse, lo han levantado con las manos hacia atrás y ahora está en un lugar peor de caliente, lo sabe porque a cada vuelta su cuerpo rebota en la pared quemante.
Han pasado varias semanas y aquí está Patica ante una gente extraña que le pregunta si recuerda esa mañana, él dice recordarlo e inicia diciendo que ese día sonaban enormes voces en su cabeza las que no le dejaban estar en su viaje por la finca, sin darse cuenta se levanto y tapo la boca de su acompañante ya que esa bulla no le dejaba continuar, que solo le hizo una señal y logro apagar esa voz.
El hombre elegante le miro con burla y le dijo, no señor eso no fue lo narrado por los testigos, contaron lo siguiente:
El hombre se levanto despacio, saco algo de su bolsillo y lo paso por la garganta del acompañante quién cayo al suelo en un mar rojo que corrió calle abajo, mismo que en segundos estaba seco por el inmenso calor, todavía puede verse la mancha. Recuerda usted algo de eso don Marcos?
Patica, así me dicen nadie me llama Marcos hace rato. Pues si ese día el sol no se guardaba nada, como dijo Turo que le habían dicho. Sabe que estudios en Rusia indican que cuando los rayos están directos y hace inmenso calor la gente tiene extraños comportamientos, creo ese día fui victima de eso, solo deseaba apagar esa voz que me distraía de mi viaje.
– Vaya y decían que usted estaba loco.
– y lo estoy, loco puede ser, pero no estúpido, sé algunas cosasAsí entre cosas inverosímiles continuó ese día en la sala.
Todos en la calle recordaban esa escena, las noticias tal cual suelen narran, contaban de dos amigos poco cuerdos que por una simple discusión terminaron en asesinato.
Afuera la gente caminaba y de vez en cuando secaban el sudor que manaba de sus cuerpos, ese día también, el sol no se estaba guardando nada
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