¡Acharita estudios para andar limpiando culos! Las miradas se encontraron como dos miuras que peleaban terreno. Las palabras se sembraron en el corazón de la hija. Taciturnas, firmes… El tiempo pasó y la pandemia destruía a su paso la mayoría de las industrias, entre ellas la turística.
Año y medio después, las noticias anunciaban como el sector había sufrido un decrecimiento de más del setenta porciento; mientras ambas compartían un delicioso ceviche. Las cámaras abogaban por ayuda del gobierno. ¡Gracias a Dios aprendí a limpiar culos! Siguió con la mirada fija en la comida, mientras escuchaba como tragaba grueso su madre. Yo no podría trabajar en lo que vos estás. La volvió a ver con la mirada vestida de pena y orgullo. Cada quien tiene su misión en esta vida, yo, por ejemplo, no podría dar clases. Alzó su cabeza vestida de victoria. Esa es una ocupación muy esclavizante y nada lucrativa. Alzó una ceja. El éxito es diferente para cada persona, para vos es dinero, para mí sentirme plena y pagar mis cosas. Siguió comiendo tranquila, sabiendo que había sacado un clavo de su alma y confiada de que vivía más ligera que su madre.