¡Estoy harta!, ella entró con violencia en la sala llena de penumbra interrumpiendo la velada. ¡Julia, no es lo que parece!, esperate para explicarte, dijo él con susto y angustia. La otra, se quedó pasmada en el almohadón rojo que estaba justo entre el sillón y la mesa de sala. Velas, copas de vino; peligro, aroma a infidelidad. El redoble de los tacones paró justo en el cuarto, Julia, mi amor, por favor dejame que te explique. Estoy harta de tus excusas, tus mentiras… ¡Quedate con esa, que te pague el alquiler y te lave la ropa!, ella continuó sacando sus pertenencias del ropero y llenando las valijas. Por las cosas grandes vengo mañana, tomó las maletas y se dirigió a la salida. Juan, por primera vez se quedó con la verdad atascada en su garganta, mientras su media hermana había perdido el habla.